martes, 21 de abril de 2015

PAN PITA 2






Bueno, por fin he conseguido hacer pan pita como mandan los cánones panarras.

En mi anterior receta, os explicaba que las hacía en una plancha pero andaba yo como con una espinita clavá con esto de no conseguir hacerlas en el horno.

Resulta que el viernes viví la aparición de mi libertador panarra favorito en el programa de David de Jorge ¿y qué receta se le ocurrió hacer para ese día?... pan pita!!! toda una iluminación para mí que, después de haberme tragado todos los post sobre el tema en su Foro del pan, nunca conseguí que se hincharan en el horno como globitos. 

La verdad es que mi horno es un poco prehistórico, el pobre no da para mucho pero hoy se ha comportado como un jabato y ha conseguido que casi se me cayeran las lágrimas frente a la visión mágica de, como dice el dios Ibán Yarza, el pan pita pitando. Algo iluminada debía de estar yo este mediodía... jejeje...

Los ingredientes varían ligeramente de los de mi receta anterior. Solo decir que no se utiliza aceite y la masa es más hidratada, lo que dificulta un poco su manejo pero nada que no se pueda arreglar con un buen amasado francés.


Para unas 14 piezas de 30 grs:

250 grs de harina panificable
16 grs de harina integral (para darle un poco más de sabor)
166 grs de agua
6 grs de azúcar
3 grs de sal
3 grs de levadura de panadero deshidratada (o 9 de la fresca)


Mezclar todos los ingredientes en un bol. Nos quedará una masa bastante pegajosa que pasaremos a la mesa y trabajaremos con el citado amasado francés sin añadirle harina hasta que quede, como dice Ibán Yarza, como el culito de un bebé. Dejar reposar tapada para que doble el volumen.

Enharinar un poco la mesa y formar bolitas del tamaño que queramos (yo las hago de 30 grs). Reposar 5 minutos.

Estirar cada bolita con el rodillo muy suavemente y procurando que toda la superficie tenga el mismo grosor. Según Iban Yarza, esto es importante para que luego se hinchen bien. Como yo no tengo rodillo de esos que llevan un suplemento para impedir que nos pasemos apretando más por un lado que por otro, estuve cavilando en cómo demonios conseguirlo y se me ocurrió utilizar dos palitos de esos que son para hacer pinchos, uno a cada lado de la masa para que el rodillo se deslizara sobre ellos. Oiga, mano de santo el invento, funciona de maravilla.





Poner los panecitos sobre papel y deslizarlos en la base del horno que tendremos precalentado a tope de potencia. 

Con ese golpe de calor y al cabo de menos de 3 minutos es cuando la brutal visión puede provocar que se te salten los lagrimones.




Magia pura y dura. 
Nunca entenderé la razón física o química o la que sea de por qué ocurre (que una ha sido siempre más de letras) pero me da igual, el caso es que ocurra.

Ahora ya puedes abrirlas y rellenarlas con lo que más te guste.

Bon profit!!!





No hay comentarios:

Publicar un comentario